Seguidores



martes, 9 de junio de 2020

CUANDO LA VIDA PARECE QUE SE ACABA

CUANDO LA VIDA PARECE QUE SE ACABA


La vida se compone de momentos vividos, todos ellos a su vez están envuelto de sensaciones que nos persiguen en nuestro día a día. Muchas de estas sensaciones son sentimientos que emanan y crecen en nuestro yo existencial, aunque de manera inconsciente en la mayoría de las ocasiones. Hay momentos, circunstancias, detalles, imprevistos, en nuestra vida y en la de los nuestros en que el mundo se nos viene abajo. Entonces nuestra mente comienza a hacernos daño, lo que empeora la mala situación que atravesamos. 

El caos personal puede aparecer en momentos puntuales de nuestra vida, fruto de episodios vividos que hacen tambalear los cimientos fraguados desde años. Esto, que no siempre somos capaces de prever, nos puede llegar a bloquear o a tomar malas decisiones. 
La sensación que la vida parece acabar nace en el pensamiento, producto de acontecimientos que pueden marcar nuestra vida, iniciándose un proceso de cargas o preocupaciones de cómo la muerte puede acechar. El despliegue y baile de los sentimientos afloran en el momento que menos nos esperamos, siendo el desencadenante de un cúmulo de circunstancias. Al final es en nuestras mentes donde se activan o reactivan mecanismos del dolor psicológico que empeoran la calidad de vida y no dan solución, sino que además alejan más de toda posibilidad de salida. Un torrente de emociones toma las riendas de nuestro pensamiento y aún nos hacemos más daños a nosotros mismos y a los demás. 
¿Sientes miedo? ¿estás pasando por una enfermedad terminal? ¿sientes culpa por algo cometido? ¿Estás inmerso en un proceso de duelo? ¿Crees tener ansiedad o depresión? Si estás pasando por alguna de estas circunstancias, es necesario el tratarte. Los sentimientos tienen una utilidad, pero en el momento en el que impiden nuestra normalidad, es motivo de ponerlos en cuestión. La mayor parte de la gente no sabe que emociones como el miedo, la culpabilidad, la depresión, la ansiedad..., son reacciones que podemos moderar e incluso bajarles “el volumen”, como si de un televisor se tratara. 
Hablábamos del miedo, el cual puede ser adaptativo, porque me ayuda a tener un mayor anclaje de la realidad y antes circunstancias varias me hace salir ileso. Pero cuando el miedo se convierte en un arma de doble filo, la cual me lleva a pensar que voy a morir, en vez de ser adaptativo se convierte en destructivo, queriendo desvalijar los fundamentos que he adquirido a lo largo de mi vida, e incluso puede hacer tambalear mi fe. Posiblemente, esta sensación de miedo la han sufrido muchas de las personas que han sufrido el CORONAVIRUS, producto de la situación que han estado pasando. Las emociones son reacciones naturales que tienen su lugar, momento y duración, y cuando se dan a destiempo o en desproporción es cuando hay que actuar: no se trata de anularlas ni negarlas, sino de modularlas acorde a la realidad y procurar su cese cuando ya no son necesarias (porque han cumplido con su cometido), sino que además nos empiezan a devastar. 
El identificar las causas, nos va ayudar a afrontar mejor la situación. Por ejemplo, si yo tengo miedo subir a un ascensor, si cuento con profesionales en mí haber que me ayuden a mejorar esta fobia, me van a ofrecer la oportunidad de mejorar y abolir estos miedos. De ahí que sea de vital importancia la toma de consciencia de lo que nos está pasando: ¿es externo, interno? ¿puedo explicarlo por algo que me ha ocurrido o se debe a algún desajuste interior? ¿qué puedo hacer con mi estilo de vida para sobrellevarlo y optimizar así mi entorno, la convivencia con mis seres queridos a través de mi propia mejoría? 
Uno de los mayores problemas es cuando se pierde sentido la vida, por ello el sentir y saber el propósito por el que estoy en la vida, así como el saber a qué he sido llamado, me va a hacer ver el sentido de la vida. La actividad mental o nuestro hilo de pensamiento no es un barco a la deriva en un océano embravecido de circunstancias tormentosas, sino que puede llegar a construirse con la ayuda de un equipo interdisciplinar, en uno de los mayores yates o embarcaciones que siga navegando, retomando el rumbo aun a pesar de los vaivenes de la vida: ¿Te animas a coger el timón de tu mente? Déjanos ayudarte, luego navegarás por ti mismo en las mejores condiciones, en la calma, o bajo la tormenta, pero siempre tú al mando del timón.
Recuerda TODAVÍA HAY ESPERANZA, es una de las frases están resonando en mi mente en las últimas semana, para muchos será un sistema de defensa, pero para mí es una realidad. Por muy mala que sea la situación, todos podemos salir de ella. Persigue y encuentra la razón de tu existir, créelo el que busca halla y el que llama se le abre.


Autor: Juan Cortés

RESILIENTES ANTES LA ADVERSIAD

RESILIENTES ANTES LA ADVERSIDAD U na forma de ajuste ante la adversidad El tener capacidad de recuperarse frene a la adversidad, eso es la r...