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jueves, 2 de julio de 2020

RESILIENTES ANTES LA ADVERSIAD

RESILIENTES ANTES LA ADVERSIDAD

Una forma de ajuste ante la adversidad



El tener capacidad de recuperarse frene a la adversidad, eso es la resiliencia, cuando a pesar de vivir circunstancias difíciles y traumáticas, las superas y eres capaz de seguir con tu proyecto de vida. Son muchos los psicólogos que la reconocen como una forma de ajuste frente a las adversidades.

La resiliencia está relacionada con el enfoque que le des a la vida: el tener una visión de futuro y no anclarte a tu pasado, el tener creencias que te hagan minimizar tus debilidades emocionales, el sostener una conducta resolutiva al problema,... todo ello, nos permitirá salir del lugar en el que nos encontramos.

Son muchos los psicólogos que relacionan el grado de resiliencia, con el nivel de autoestima que tenga el individuo, de aquí la importancia de trabajarla. Pero para lo que algunos lo contemplan como autoestima, otros lo visualizan con la propia capacitación que tiene la persona para salir ileso de las malas situaciones y además salir fortalecidos de la situación que han vivido, es decir, las malas situaciones vividas les ayudan a crecer y desarrollar al máximo el potencial que ellos tienen, tanto a nivel personal, profesional o espiritual. 

José Ortega Munilla, un filósofo madrileño del 1883, dijo: "Hay tantas verdades como personas en el mundo." Me parece una opinión filosófica que puede dar pié a un gran debate, según él cada persona crea un mundo, su mundo, y a partir de ahí filtra todo lo que acontece a su alrededor. En mi caso creo, desde un enfoque creacionismo, que puede haber disparidad o diversidad de pensamiento, pero verdad absoluta sólo hay una. Si hablamos de la resiliencia y la verdad que esconde este concepto, podríamos hablar de autoestima, de la reestructuración de nuestros pensamientos, del cambio de actitud, de visualizar el problema con un enfoque diferente o ver el mundo de manera optimista, de ver la vida con objetividad, el ser o no creativos, el confiar en lo que somos capaces de hacer, el estar expuestos al cambio, el afrontar la adversidad desde una perspectiva de progreso, etc. Pero la verdad absoluta de este concepto es, que todos podemos desarrollarla a lo largo de nuestras vidas, es decir, todos podemos llegar a ser resilientes.

Por lo tanto, se produce en la persona una respuesta a la tragedia de manera adaptativa. Esto no quiere decir que la persona no esté afectada por lo sucedido, o no muestre preocupación por los cambios originados, sino la resiliencia está relacionada con la adaptación a los cambios estresantes de la vida, y a su vez, el recuperarse de las dificultades. En la BIBLIA podemos ver la resiliencia de manera constante, son muchos pasajes bíblicos que nos incitan a superar las dificultades, a seguir adelante, el estar firme ante las pruebas (Filipenses 3: 13-15; Romanos 12:21; Santiago 1:12; Proverbios 24:16...). El ejemplo perfecto lo tenemos en Job, que pasó por la gran prueba siendo varón perfecto y temeroso de Dios, pero pudo salir de la situación pésima en la que se encontraba. Como dice las Escrituras en Job 42.10 "Y quitó Jehová la ficción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y alentó al doble las cosas que había sido de Job.

Nosotros en calidad de cristianos creemos que nuestra capacitación no sólo emana de mis propias facultades o capacidades, sino también de un Dios que nos ayuda a salir del lugar en el que nos encontramos. No hay que olvidar que tenemos de nuestra parte un intercesor, el Espíritu Santo. El tener FE, ayuda a tener certeza y convicción de aquello que esperamos, es decir, nos hace ser más resilientes. Para lo que algunos es autoestima, para muchos otros es fe.

Me llama la atención lo que dice en Hebreo 11: 33-34, nos habla de personajes tales como Gedeón, Sansón, David o Samuel, diciendo: "que por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidades, se hicieron fuertes en batalla, pusieron en fuga ejércitos extranjeros."

Acabar diciendo que cuando tiene una fe y crees en Jesús, te ayuda a ser resistente ante la adversidad, sabemos quien tiene la última palabra. Podríamos decir que es la suma de 2 variables: mi toma de decisión de querer superara la situación y la variable inamovible que es Dios, que siempre está presto para atender nuestra socorro.


Autor: Juan Cortés.









martes, 9 de junio de 2020

CUANDO LA VIDA PARECE QUE SE ACABA

CUANDO LA VIDA PARECE QUE SE ACABA


La vida se compone de momentos vividos, todos ellos a su vez están envuelto de sensaciones que nos persiguen en nuestro día a día. Muchas de estas sensaciones son sentimientos que emanan y crecen en nuestro yo existencial, aunque de manera inconsciente en la mayoría de las ocasiones. Hay momentos, circunstancias, detalles, imprevistos, en nuestra vida y en la de los nuestros en que el mundo se nos viene abajo. Entonces nuestra mente comienza a hacernos daño, lo que empeora la mala situación que atravesamos. 

El caos personal puede aparecer en momentos puntuales de nuestra vida, fruto de episodios vividos que hacen tambalear los cimientos fraguados desde años. Esto, que no siempre somos capaces de prever, nos puede llegar a bloquear o a tomar malas decisiones. 
La sensación que la vida parece acabar nace en el pensamiento, producto de acontecimientos que pueden marcar nuestra vida, iniciándose un proceso de cargas o preocupaciones de cómo la muerte puede acechar. El despliegue y baile de los sentimientos afloran en el momento que menos nos esperamos, siendo el desencadenante de un cúmulo de circunstancias. Al final es en nuestras mentes donde se activan o reactivan mecanismos del dolor psicológico que empeoran la calidad de vida y no dan solución, sino que además alejan más de toda posibilidad de salida. Un torrente de emociones toma las riendas de nuestro pensamiento y aún nos hacemos más daños a nosotros mismos y a los demás. 
¿Sientes miedo? ¿estás pasando por una enfermedad terminal? ¿sientes culpa por algo cometido? ¿Estás inmerso en un proceso de duelo? ¿Crees tener ansiedad o depresión? Si estás pasando por alguna de estas circunstancias, es necesario el tratarte. Los sentimientos tienen una utilidad, pero en el momento en el que impiden nuestra normalidad, es motivo de ponerlos en cuestión. La mayor parte de la gente no sabe que emociones como el miedo, la culpabilidad, la depresión, la ansiedad..., son reacciones que podemos moderar e incluso bajarles “el volumen”, como si de un televisor se tratara. 
Hablábamos del miedo, el cual puede ser adaptativo, porque me ayuda a tener un mayor anclaje de la realidad y antes circunstancias varias me hace salir ileso. Pero cuando el miedo se convierte en un arma de doble filo, la cual me lleva a pensar que voy a morir, en vez de ser adaptativo se convierte en destructivo, queriendo desvalijar los fundamentos que he adquirido a lo largo de mi vida, e incluso puede hacer tambalear mi fe. Posiblemente, esta sensación de miedo la han sufrido muchas de las personas que han sufrido el CORONAVIRUS, producto de la situación que han estado pasando. Las emociones son reacciones naturales que tienen su lugar, momento y duración, y cuando se dan a destiempo o en desproporción es cuando hay que actuar: no se trata de anularlas ni negarlas, sino de modularlas acorde a la realidad y procurar su cese cuando ya no son necesarias (porque han cumplido con su cometido), sino que además nos empiezan a devastar. 
El identificar las causas, nos va ayudar a afrontar mejor la situación. Por ejemplo, si yo tengo miedo subir a un ascensor, si cuento con profesionales en mí haber que me ayuden a mejorar esta fobia, me van a ofrecer la oportunidad de mejorar y abolir estos miedos. De ahí que sea de vital importancia la toma de consciencia de lo que nos está pasando: ¿es externo, interno? ¿puedo explicarlo por algo que me ha ocurrido o se debe a algún desajuste interior? ¿qué puedo hacer con mi estilo de vida para sobrellevarlo y optimizar así mi entorno, la convivencia con mis seres queridos a través de mi propia mejoría? 
Uno de los mayores problemas es cuando se pierde sentido la vida, por ello el sentir y saber el propósito por el que estoy en la vida, así como el saber a qué he sido llamado, me va a hacer ver el sentido de la vida. La actividad mental o nuestro hilo de pensamiento no es un barco a la deriva en un océano embravecido de circunstancias tormentosas, sino que puede llegar a construirse con la ayuda de un equipo interdisciplinar, en uno de los mayores yates o embarcaciones que siga navegando, retomando el rumbo aun a pesar de los vaivenes de la vida: ¿Te animas a coger el timón de tu mente? Déjanos ayudarte, luego navegarás por ti mismo en las mejores condiciones, en la calma, o bajo la tormenta, pero siempre tú al mando del timón.
Recuerda TODAVÍA HAY ESPERANZA, es una de las frases están resonando en mi mente en las últimas semana, para muchos será un sistema de defensa, pero para mí es una realidad. Por muy mala que sea la situación, todos podemos salir de ella. Persigue y encuentra la razón de tu existir, créelo el que busca halla y el que llama se le abre.


Autor: Juan Cortés

RESILIENTES ANTES LA ADVERSIAD

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